Hoy 22 de febrero se cumplen 80 años de la muerte del poeta español en Colliure (Francia), donde pasó sus últimas tres semanas de vida.
Hasta allí llegó Antonio
Machado (Sevilla, 1875-Collioure, 1939) un 28 de enero, junto a su madre de 88
años, su hermano José y su mujer tras la caída de Barcelona en 1939 bajo el control
franquista. No marchaban solos. Junto a ellos, otras 400.000 personas cruzaron
la frontera también en busca de refugio, bajo las lluvias y bajas temperaturas,
huyendo de los bombardeos aéreos.

A su llegada, los vecinos se vuelcan con ellos. Se hospedan en la pensión Bougnol-Quintana, donde les proporcionan cama, comida y alimentos.
En Colliure, el poeta, pasará sus últimos días, sumido en la pena del exilio, de la derrota republicana, de la ausencia de su amada Guiomar. Tres semanas después de llegar al país francés, Antonio Machado, entonces 63 años, muere.
Hoy, su cuerpo descansa en una
tumba, que comparte con su madre, en el pequeño cementerio de Colliure
flanqueada de banderas republicanas, flores, claveles, y un pequeño buzón,
donde recibe notas con cierta frecuencia.

Sobre la tumba, uno de sus
versos más famosos:
Y cuando llegue el día del
último viaje
y esté al partir la nave que
nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo, ligero
de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de
la mar.
Su presencia en Colliure simboliza “la tragedia de España y de aquel éxodo masivo. Así como Lorca representa a todos los fusilados, él representaba a todos los exiliados”.
Cuando muere, su hermano José Machado encuentra en un bolsillo del viejo gabán de Antonio un trozo de papel arrugado”. Contiene tres anotaciones a lápiz, las palabras iniciales del monólogo de Hamlet “Ser o no ser…”, una copla y su famoso verso:
“Estos días azules y este sol de la infancia”.
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